El año 2016, en el foro de Davos en Suiza se acuñó el concepto de la cuarta revolución industrial, Klaus Schwab, su fundador e impulsor de este nuevo concepto, nos dice que “ésta comenzó a inicios de siglo y se basa en la revolución digital”.
Esta época por la que viene transitando la humanidad ha traspasado las fronteras de lo físico y va mas allá de nuestras limitaciones materiales de tres dimensiones, abriendo posibilidades infinitas de creación de conocimiento nuevo y aplicado en todas las actividades.
Los negocios y empresas, tal como los conocemos, ya no tienen perspectivas, ni largo plazo, si dentro de sus estrategias no se considera este nuevo paradigma del conocimiento, sin embargo es necesario ir más allá, sus organizaciones y procesos deben actualizarse, convirtiéndose no sólo en usuarios de nuevas herramientas tecnológicas y muchas diversas innovaciones sino que, además, deben incorporar en su ADN la generación de conocimiento contínuo y su aplicación práctica.
Sabiendo cual es el norte de las tendencias globales actuales, debemos conocer de donde venimos y que está pasando en el Perú, para poder saber hacia donde tenemos que orientar la política pública con el objetivo de seguir creciendo y desarrollando el país. Para ello regresemos por unos instantes algunos miles de años en nuestra historia, la que nunca deja de sorprendernos. En el valle de Supe a 182 km de la ciudad de Lima, se encuentran los vestigios de la ciudad de Caral, la Civilización más antigüa de América con cerca de 5.000 años de antiguedad, ¡sí aquí en el Perú! este es el ejemplo más remoto que tenemos del desarrollo de una civilización con su propio ecosistema virtuoso de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) aplicado. Según la investigadora Ruth Shady se considera a Caral como “… la organización sociopolítica compleja que lo construyó y al nivel avanzado de conocimientos en ciencia, tecnología y arte, plasmados en su arquitectura, como los más antiguos de América, sólo comparables a otros focos civilizatorios del Viejo Mundo”. Asimismo, sostiene que en Caral, para elaborar calendarios agrícolas y pronosticar eventos climáticos, se instalaron laboratorios que les permitieron determinar el inicio y término de las campañas de siembra y cosecha, así como los cambios que la naturaleza presenta a fin de adaptarse a ellos, ¡esto es I+D+i aplicada a la agricultura hace miles de años¡
Hace cinco mil años lo pudimos hacer y fuimos los primeros, y ¿cómo estamos hoy en I+D+i en el Perú? El Global Innovation Index 2018 realizado para 126 paises por INSEAD, la universidad de Cornell y el World International Property Organization, contiene 80 indicadores que van desde Instituciones y Capital Humano hasta Conocimiento y Tecnología. Suiza, Paises Bajos y Suecia son los primeros paises en innovación, envidiable posición, mientras el Perú se ubica en la posición 71 de este prestigioso ranking.
Veamos algunos indicadores comparados entre el primer lugar Suiza y el Perú:
- Suiza invierte 3,4% del PBI en investigación y desarrollo (4º lugar en la OCDE), Perú invierte sólo 0,08% del PBI de los cuales casi el 70% se realiza en Lima y Callao (Concytec 2016).
- En Suiza se registraron 269 patentes por millón de habitantes el año 2013, en el Perú fueron 20 patentes por millón de habitantes el año 2017.
- En Suiza se desarrollan 3,9 publicaciones por 1.000 habitantes (el país más productivo), en el Perú sólo 0,08 publicaciones (revista indexada/ libro completo) por cada 1.000 habitantes (Concytec 2016).
En los últimos 20 años las inversiones privadas en agricultura crecieron año a año, con una inversión sostenible, con mucha incidencia en tecnología, buenas prácticas agrícolas, atracción de conocimiento y talentos, así como con el desarrollo propio de capacidades para poder aplicarlos en tierras poco productivas o nuevas, obteniendo como resultado una agricultura moderna que compite de igual a igual en mercados ultracompetitivos con cualquier potencia desarrollada. Pero se requiere mucho más.
Es por ello que uno de nuestros anhelos, en el que venimos trabajando e impulsando, es crear un ecosistema propio de I+D+i del sector agrario, que transforme los elementos nada articulados, incipientes y hasta algunos obsoletos –con evidentemente algunas excepciones- que actualmente tratan de generar investigación en el sector, en un ecosistema real de I+D+i, que de el salto a la modernidad, desarrollándose dentro de la llamada cuarta revolución industrial (con la perspectiva en que vendrá una quinta) y siempre con la mirada en el futuro, partiendo de la necesidad real de las operaciones agrícolas, desarrolladas por investigadores nacionales y extranjeros que se encuentren articulados en células de creación de conocimiento en las universidades de todas las regiones y con sostenimiento financiero público y privado.
Usando este modelo de la agroexportación, proponemos que se priorice a la I+D+i como elementos fundamentales de competitividad, para ello es imporante que tomemos algunas medidas urgentes como país, aquí algunas ideas:
- Cambiar el paradigma del Estado en torno a la I+D+i para desarrollar políticas públicas que la impulsen tratándolas como inversión de mediano/largo plazo y no como gasto
- Generar incentivos a la asociación de los elementos que generan ecosistemas de innovación como son las universidades e instituciones de investigación con el sector privado para el desarrollo de I+D+i aplicado.
- Acelerar el uso de fondos publicos de I+D+i de manera articulada con la intitucionalidad privada para que estos permitan el desarrollo sostenible del ecosistema.
- Simplificar la regulación de fomento de la I+D+i, tanto la que afecta a la Academia pública o privada y a las instituciones del sector público, así como la que afecta a instituciones del sector privado como a las empresas.
- Generar incentivos de manera sostenible para la investigación en el sector privado articulado con la institucionalidad privada promoviendo la asociatividad.
- Fomentar el desarrollo del talento ligado a la investigación a partir de las universidades.
- Generar incentivos para la retención del talento para la investigación, entre otros.
Así como en Caral, hace cinco mil años, el Perú debe incorporar en su ADN la importancia de la I+D+i para el desarrollo y progreso del país. Queda mucho trabajo por hacer, y no tenemos tiempo ya que los demás países están avanzando a pasos agigantados, tenemos dos opciones o dejar que nos revuelque la ola de la cuarta revolución industrial y quedarnos rezagados en el subdesarrollo o correr la ola como el mejor, lamentablemente (o por suerte) no hay otras opciones.
Por: Gabriel Amaro, Director Ejecutivo de AGAP
Fuente: Revista Negocios Internacional COMEXPERÚ / Marzo 2019