Empresario destacó que 85% del volumen de exportación por vía aérea de nuestro país corresponde a las agroexportaciones. En este rubro, el espárrago fresco destaca con casi 100 millones de kilos enviados por este medio.
La evolución del volumen de carga aérea en Perú ha sido vertiginosa, sobre todo en los últimos años gracias a la agroexportación. Arturo Cassinelli, gerente general de Talma Servicios Aeroportuarios, señaló que actualmente se transportan por esta vía un promedio de 140 millones de kilos de productos. Entre ellos destaca el espárrago fresco con casi 100 millones de kilos. En un segundo lugar ubicó a los mangos, con 12 millones de kilos.
“Los arándanos van creciendo muchísimo también, así como las arvejas frescas y las paltas; en cuanto a las flores hay un potencial muy grande pero se exporta muy poco aún. Es importante mencionar que la carga aérea representa el 0.3% de los volúmenes que exporta en total Perú, por lo que su participación es muy pequeña aún y dirigida a productos de nicho”, sostuvo. Agregó que 85% del volumen de exportación por vía aérea del Perú corresponde a las agroexportaciones.
En el caso del espárrago fresco, sigue siendo el producto estrella de las exportaciones por vía aérea, ya que de los 124 millones de kilos que se exportan, el 80% se despacha en aviones, 20% por vía marítima y solo 1% por otras vías como la terrestre –que generalmente es hacia el norte con destino a Guayaquil (Ecuador). Refirió que para este producto el principal destino es Estados Unidos, a donde se envía el 60% del total de carga aérea, y el 30% llega a Europa. Entre estos dos mercados suman un promedio de US$ 2.000 millones, de los cuales US$ 1.270 van por vía aérea. Si bien la hortaliza se produce todo el año en Perú, el pico de envíos se da entre agosto y enero.
“Para los agroexportadores la eficiencia es un desafío permanente por el bajo valor por kilo de la carga. A Estados Unidos el transporte vía aérea demora de cinco a siete horas, a Brasil son unas cuatro horas y a Europa entre once a doce horas. Si esto lo comparamos con la vía marítima podemos hablar de varios días y hasta semanas en el caso de Europa, los productos frescos no llegarían en buen estado”, sostuvo Cassinelli.
En este sentido, señaló que los operadores logísticos deberían poder aprovechar el gran flujo de vuelos que salen de Lima hacia el mundo cada día: más de 100; lo que comparado con aeropuertos de otras ciudades como Guayaquil o Quito, donde no se llega ni a 20, es un lujo que debería aprovecharse. De hecho, el año pasado un tercio de la carga salió por vuelos exclusivamente cargueros, mientras que dos tercios se dispusieron en aviones comerciales de pasajeros.
Expectativas con la ampliación del Jorge Chávez
Arturo Cassinelli se mostró muy interesado en la ampliación que se hará del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, pues considera que puede ayudar a los gestores de carga a superar diversas limitaciones operacionales en cuanto a espacio e infraestructura para perecibles.
“En la adenda siete del contrato con el actual concesionario del aeropuerto se estipula construir una nueva terminal de pasajeros y una zona logística; esperemos que por tamaño se defina por la carga agroindustrial con costos adecuados. Necesitamos plataformas y horarios de vuelos para cargueros. Ha crecido tanto el flujo de vuelos de pasajeros que los flujos de vuelos de carga son cada vez más restringidos. Se les fijan franjas horarias muy pequeñas de madrugada, y cuando hay reparaciones de pista casi ni pueden entrar”, declaró.
De esta manera, confió en que los operadores de carga en el Jorge Chávez, que por el momento son tres, se multipliquen. Esto, agregó, debe ir acompañado de un proceso de descentralización de la gestión de carga en aeropuertos cercanos. El vocero de Talsa apuntó que cuentan con proyectos en Pisco y Chiclayo, dos zonas de gran producción de la agroindustria. Pero observó que estos desarrollos deben ser integrales, no solo poner una cámara de frío y rampas, sino de una coordinación fina con transportistas, aduana, reguladores como Senasa y los propios agroexportadores.
Finalmente, puso en relieve la gran inversión y despliegue en sistemas de seguridad con que cuenta el área del Jorge Chávez para la carga, con 420 cámaras de vigilancia, 9 equipos de rayos x y 2 detectores de trazas moleculares. Además, Talma –que dispone de 11 mil metros cúbicos de frío- cuenta con un sistema biométrico que registra a todos los encargados de la entrega de productos, por lo que las suplantaciones son casi imposibles.
Fuente: Agraria.pe / 14 de setiembre 2017