El gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, ha señalado que no firmará la adenda que propone el concesionario del proyecto Majes II, argumentando que es lesiva para los intereses de la región. El concesionario de la obra, Angostura-Siguas —la empresa española Cobra y la peruana Cosapi— demanda la firma de una adenda que modifica el diseño de la obra e incrementa el costo en US$ 110 millones. Según el concesionario, el diseño original, que comprendía un sistema de canales abiertos, debe ser cambiado por un sistema de riego tecnificado que permitiría ampliar la superficie de irrigación, convirtiendo al proyecto en más productivo.
¿Por qué se habría que cambiar el diseño de canales abiertos por tuberías? Porque existe un fallo del Tribunal Constitucional que obliga a reprogramar inversiones y tecnologías. En junio 2008, el gobierno regional de Cusco demandó al gobierno regional de Arequipa por la construcción de la represa Angostura y el proyecto Majes Siguas II. Después de una serie de protestas y manifestaciones violentas en contra del proyecto por parte de pobladores cusqueños, en noviembre 2011, el TC “a efectos de su armonización, ponderación e igual protección”, como señala Osorio, “exigió disminuir el caudal que se destinaría para la represa Angostura”.
Antes del fallo del TC, el proyecto establecía 1.14 metros cúbicos por segundo de agua que, desde la mencionada represa, se destinaba para el río Apurímac, con el objeto de beneficiar al Cusco. Después se amplió a 2.40 m3/seg. La sentencia del TC buscó satisfacer a cusqueños y arequipeños, reduciendo la disponibilidad de agua para el proyecto Majes II. Y como habrá menos agua a disposición, es absolutamente racional optar por el regadío mediante tuberías, porque es más eficiente que el sistema de canales abiertos.
No obstante la excesiva cantidad de adendas —12 hasta ahora, 8 de ellas por ampliación de plazos—, que han creando la desconfianza entre las autoridades y la población, el argumento de la productividad a futuro del proyecto debe ser considerado sabiendo las posibilidades enormes del proyecto Majes II para el desarrollo de Arequipa y Perú.
Para Elmer Cuba, economista de Macroconsult, la inversión total de Majes Siguas II, por encima de los US$ 3,000 millones, permitirá irrigar 38,500 hectáreas de nuevos territorios cultivables. Señala, asimismo, que si las obras ya hubieran comenzado, en el 2031 se alcanzaría la máxima producción. Es decir, el estancamiento de la obra está produciendo un retraso considerable en el crecimiento económico de Arequipa y Perú. Por ejemplo, si la obra hubiera comenzado en 2010, la producción en el 2024 hubiera alcanzado US$ 10,000 millones. Existe un retraso de siete años que le costado al país esos US$ 10,000 millones. ¿Qué valor real tiene, entonces, una adenda que, además de mejorar la productividad del proyecto y ajustarse a un fallo del TC, dinamizaría cuanto antes el sur peruano?
Para el economista Cuba, en la fase de construcción del proyecto, US$ 450 millones serán invertidos en la compra de insumos nacionales y para la contratación de trabajadores. En la segunda fase, US$ 1,000 millones servirán para comprar abonos y fertilizantes, y también para la mano de obra. En la tercera, y última etapa, la de producción, US$ 1,000 millones cada año servirán para la producción y exportación agrícola.
Con la ejecución del proyecto se generarán 70,000 nuevos puestos de trabajo directo y otros 50,000 indirectos o inducidos. Puestos de trabajo que, indudablemente, reducirán aún más la pobreza, el desempleo y la informalidad en Arequipa.
El país no puede continuar gobernado por los conflictos y desentendimientos en todos los niveles. Si las cuestiones económicas y de plazos no son vitales para mejorar la vida de los pobres, simplemente esas vidas no les importan a los sectores contrarios al proyecto Majes Siguas II.
Fuente: elmontonero.pe / 15 de enero 2019