El Minagri estima que en el segundo trimestre la producción agrícola se recuperaría y crecería 1.2%, tendencia que se mantendría hasta llegar a una tasa de 4.5% en el último trimestre.
La campaña agrícola abarca el periodo agosto 2016 – julio 2017 de cada año. Pese a las anomalías climáticas que se han registrado a fines del año pasado (sequía) y en el verano (lluvias y huaicos), el desarrollo de la presente campaña agrícola estaría asegurado, al presentar las siembras un avance cercano al 90% a marzo de este año (a cuatro meses del término de la misma).
“La abundancia de lluvias permitió, además, un alto volumen de agua disponible en los reservorios que asegura el desarrollo de la campaña agrícola que muestra un avance de siembras de 87.7%. Así, se ha corregido el atraso en las siembras que pasó de 9.9% en diciembre a 2.1% en marzo del 2017, faltando cuatro meses para terminar la campaña agrícola”, precisa el BCR en su último informe sobre la actividad productiva sectorial.
Sin embargo, cabe notar que, si bien los niveles de avance de siembras son importantes, en casi todos los cultivos principales se observa una reducción del área sembrada, excepto arroz y trigo.
En este contexto, el Minagri proyecta una recuperación gradual de la producción agrícola que alcanzaría un incremento de 4.5% en el último trimestre de este año, similar a la del subsector pecuario. Con ello se lograría un incremento anual de 1.5% de la producción agrícola y de 3.8% del subsector pecuario, con lo cual el sector crecería alrededor de 3.0% este año.
Campaña
Según el informe del BCR, la actividad agrícola durante la presente campaña se desarrolla en condiciones hidrometeorológicas cambiantes. Hasta fines de 2016 se observó un escenario de déficdit hídrico con el Niño 2015-2016, con condiciones de sequía en la sierra y selva, y heladas inusuales en la sierra, que afectaron los cultivos de papa, maíz choclo y arveja.
Luego, en febrero se consolidó el Niño costero 2017 con lluvias intensas en las zonas de media y baja altitud en la costa, aumentando el caudal de los ríos y el agua almacenada en los reservorios disponibles para una campaña arrocera auspiciosa con una prolongación de la presencia de temperaturas cálidas que requiere este cereal. Y en marzo se intensificaron las lluvias, con la activación de las quebradas que generaron huaicos y desbordes de ríos, alternando las actividades agrícolas y de transporte, ocasionando pérdidas de áreas, afectación de cultivos y retrasos en el calendario de actividades de siembra y cosecha.
Actualmente las condiciones climáticas se vienen normalizando, pero aún no se descarta un nuevo Niño (clásico) que incluso podría adelantarse (la ocurrencia “normal” de este fenómeno es entre diciembre y abril).
Fuente: Gestión / 01 de junio 2017