Por Gabriel Amaro, Director Ejecutivo de AGAP
El 2022 fue un año muy complicado para el sector agrario. Por un lado, la crisis internacional, el covid-19 y la guerra de Rusia-Ucrania nos afectaron con el incremento de los fletes y los precios de los fertilizantes. También golpearon los mercados, llevando a comportamientos atípicos con precios bajos que nos absorbían los incrementos de los costos de producción y de logística. Por otro lado, el Gobierno del ex presidente Pedro Castillo no hizo absolutamente nada por el desarrollo y competitividad del país y menos por el sector agrario. Fue un gobierno que priorizó la ideología y estuvo sumido en escándalos de corrupción con siete ministros de Agricultura en año y medio de mandato. El 2022 el incremento de las inversiones en el sector agrario fue cero.
El resultado es que los productores agrarios están al límite. Si bien las agroexportaciones van a crecer al cierre del año pasado a entre US$9,500 millones y US$10 mil millones, los márgenes se han reducido al límite, haciendo peligrar la sostenibilidad de los productores y de toda la cadena.
El 2023 también va a ser un año complejo. Según muchos analistas la economía estará muy complicada globalmente. Un factor clave para mejorar la situación para el sector en el país es que estamos con un nuevo gobierno de transición que debe tener como objetivo establecer las bases de competitividad para recuperar el crecimiento económico y el bienestar ciudadano.
Como tareas claves, se debe mejorar la regulación agraria, la directa y la transversal que la afecte, para eliminar sobrecostos y riesgos, permitiendo que vuelva la inversión privada al sector. Para ello, uno de los espacios es la mesa agroindustrial y agroexportadora del MEF, creada por el exministro Kurt Burneo a solicitud de AGAP.
Segundo, se necesita implementar una política agresiva de acceso a nuevos mercados y de mejoramiento de los actuales. Es necesario que los ministros de Agricultura y Comercio Exterior, junto con una delegación del sector privado y el Senasa, visiten los países en donde necesitamos abrir mercados.
Tercero, el destrabe de los proyectos de irrigación mayor, incluyendo el de agua para Huancavelica e Ica. Y cuarto, fortalecer el Senasa con presupuesto para desarrollar sus actividades, que son vitales para la agricultura.
Fuente: Gestión