Por: Alejandro Fuentes, presidente de AGAP
De acuerdo con el último reporte de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercadería (SUTRAN), actualmente hay más de 70 vías bloqueadas en ocho regiones del país. Esta alteración en el desplazamiento interprovincial, que lleva más de tres semanas, está generando pérdidas humanas y desabastecimiento de alimentos, gas doméstico y combustible.
Para la agricultura esta situación es aún peor. Nuestro sector viene atravesando una serie de problemas que lohan debilitado durante los últimos dos años: falta de fertilizantes, altos costos de flete e insumos, precios bajos por el contexto internacional, sequía, etc. Si a esto lesumamos la imposibilidad de trasladar los frutos a los mercados y puntos de abasto, podríamos estar llevando a los pequeños y medianos productores a la extrema pobreza.
Es vital recordar que la agricultura trabaja con productos perecibles y que además implica una inversión de varios meses, e incluso años, para sacar adelante un cultivo. Actualmente regiones como Ica y Arequipa están en época de cosecha de zapallo, mango, sandia, cebolla, papa blanca, granada, entre otros. La pérdida de estos cultivos por las paralizaciones genera daños irreversibles en la economía de muchísimas familias en el Perú.
Por ejemplo, Ica está atravesando un desabastecimiento de productos y se estima que hay más de cien mil personas afectadas que se dedican al cultivo de la uva. En Santa Cruz, en la entrada de Paracas, tenemos transportistas con contenedores de plátano y mango que se está perdiendo, y que iban con destino al sur de país. El impacto de estas protestas abarca no solo al pequeño y mediano productor, también afecta a las exportadoras, personal de planta, cosechadores y a toda la cadena de valor.
La actividad agrícola es la industria que genera más cantidad de empleos directos e indirectos en el Perú, especialmente en las regiones del interior. Por lo tanto, la paralización que estamos atravesando es insostenible. Necesitamos cesar los actos de violencia y establecer mesas de diálogo claras y oportunas, que nos permitan generar concesos y reestablecer la paz. Solo a través de la colaboración y la predisposición del diálogo, podemos seguir construyendo un entorno mejor para todos los peruanos.